Recuerdo la última vez, afuera llovía copiosamente.
Yo miraba la calle a través de la ventana, llena de gotitas suspendidas y otras tantas resbalando, había terminado el cd de Drake y afuera estaban los charcos de agua impactados por la lluvia, los jardines más verdes que nunca.
Empañaba el vidrio con mi aliento, luego escribía algo en él hasta que se condensaba, se borraba y podía ver la lluvia nuevamente.
Escribí por ejemplo Te amo. Pensaba en ti cuando dibujaba la T, pensaba en ti cuando dibujaba la o.
Recuerdo cuanto te extrañaba.
Estabas de viaje o habíamos peleado o quizá qué fue lo que te había alejado.
Y yo busqué chocolate para derretir.
3 comentarios:
(cierto, todos mis hombres se la pasan en esa, la pelvis y el sangoloteo termina en un sayonara después del kamasutra...,)
al chocolate lo quiero ir a buscar allá donde lo siembran y lo arrancan de cuajo, dicen que es el trptófano el que hace sucumbir pero yo creo que es esa negrura propia y aterciopelada que se entrega sin màs en la boca,
hace sueño y tiro pa la cola,
pase un verano hot por todas layas,
El chocolate no deja escribir.
El chocolate caliente, da calorcito no sólo al cuerpo. ¿Y lo rico que es? y el cobijo que da?
Y los recuerdos lindos que trae de esas tardes frías pero en los que uno está a resguardo calientito en algún txokito, y por eso... cunde más...
si truena y llueve fuera, todavía mejor ;) y si encima se puede estar en buena compañía ni te cuento ya el lujo.
No hace falta tener mucha pasta para regalarse cosas buenas y momentos ricos, aunque sean txiki-pequeños y estemos algo así como morriñosos-nostálgicos o precisamente por eso, sabe mejor. ¿U qué?.
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