miércoles, noviembre 29

Heridos

No han faltado gestos, voluntarios o no, cuya naturaleza socaba irreparablemente el amor. Hemos actuado, en alguna estúpida oportunidad, infligiendo dolor en el otro -ella o yo-. Una especie de herida que nunca se cierra, nos hunde en un desaliento tal, que la prolongación de la relación se transforma en un ejercicio estéril para el alma. Ha ocurrido así en mi vida, en eso pienso mientras explotan los aplausos: es el clímax de la ceremonia.

(Había recién terminado de leer la primera carta que escribió a ella, 2 años antes, palabras sinceras que describen el potencial de un amor apenas germinando. Entonces quitó la vista del papel para mirarla, la vio emocionarse y la besó, tal como el cura había permitido unos segundos antes. Todos apludieron y yo, batiendo las manos, me pregunté cómo demonios hicieron para salvarse esos dos).

4 comentarios:

Culo dijo...

primero, primero, primero!!
no se achaque compadre, como dijo Sabina, ya vendrán tiempos peores
saludos

ex-gatopedrense dijo...

segundo!!! que me gane?

Cpunto dijo...

un cuchillito esto que te leo, ese filo que descuera, vio?

cada vez mejor,
saludos!

Unknown dijo...

que la gente haga lo que quiera... no joda.



gracias cpunto (un buen día podrías explicarme de donde viene la c y el resto)