domingo, agosto 12

Algo que tendría que hundir

Los estacionamientos subterráneos son todos iguales. Los muros grises o blancos, los pilares también; la luz de tubos fluorescentes, parpadeantes; los charcos de agua quizá de dónde y los autos, sus sonidos, sus alarmas, sus personas cerrándoles las puertas, sus personas caminando. Me resulta ofensivo que los estacionamientos subterráneos sean todos iguales.

Que el estacionamiento de la clínica en que te han internado sea idéntico al estacionamiento del cine o a cualquier estacionamiento municipal o al estacionamiento de algún centro comercial. Que este lugar, ahora mismo, me recuerde en alguna medida a los otros, me asquea. No tendría que ocurrir algo así.

Me da nauseas cuando pienso en que no es casualidad, vomito apenas intuyo que no es azar, que es por algo en la naturaleza de todas estas instituciones, que es por algo que emanó de la naturaleza de esta ciudad, algo que está en todas partes. Algo que me resulta ofensivo, algo que ahora mismo no puedo tolerar.

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1 comentario:

Sebastián Castro dijo...

Lloro todas las mañanas cuando salgo de mi casa y veo el portón de mi casa abrirse una y otra vez. Siempre igual. Hacia adelante y hacia atrás.
Mi vecino viene todos los días y me pregunta por que lloro. Miento, porsupuesto.
Veces y veces

"también habemos un grupo de personas que vemos "cosas locas" en la ciudad"